Para quien no lo conozca, este es el título de un documental de 2006 sobre el extraño caso del EV1, un coche 100% eléctrico y funcional que se presentó y empezó a comercializar en 1996 por parte de General Motors (GM). Un vehículo 20 años adelantado a su tiempo (puesto que los eléctricos puros disponibles hoy tienen una operatividad muy similar -eso si, con cuatro o cinco plazas en lugar de dos-) que, en vista de la buena recepción que tuvo, fué retirado del mercado: todas las unidades producidas han sido destruidas o inutilizadas (Se comercializaba en Leasing, de modo que el «dueño» era GM, y cuando vencían los contratos de alquiler, se los llevaban).
En el documental se comentan los pros y contras de estos vehículos. En los contras, la limitada autonomía, la contaminación que genera la electricidad y el precio de estas tecnologías han sido minimizados. De la contaminación y duración de las baterías no se dice nada. El sesgo existe pero no es lo relevante del documento.
La verdadera sustancia de la cinta se basa en dos ideas:
-Cómo los lobbies, ya sea abiertamente o a través de fundaciones o asociaciones ciudadanas, pueden influir hasta el punto de invalidar una ley; en este caso la ley californiana que fijaba plazos y cuotas de ventas para los vehículos de emisiones 0. Y no contentos con eso, sonsacaron al gobierno federal una exencón fiscal para «camiones ligeros» (entrando dentro de esta categoría los puck up, los todoterreno o SUV, con los Hummer como ejemplo señera). Es decir, normativas que empeoran el bienestar cuidadano a varios niveles (humos, ruido, dinero) incluyendo el de la sacrosanta seguridad nacional (suministro de petróleo del Golfo Pérsico).
-Cómo una empresa (GM) puede desarrollar una tecnología superior a la de sus rivales, y hacerla desaparecer. Ésto también es vergonzante a varios niveles. No sólo por la perversidad que supone quitarle al público la posibilidad de tener -en este caso- vehículos más eficientes, sino por la monstruosa miopía de los dirigentes empresariales: GM renunció a ser líder en vehículos eléctricos, un segmento por desarrollar y en el que establecerse el primero puede permitir ganar antes masa crítica y conseguir economías de escala (y rentabilidad). Además, establecerse como marca verde puede mejorar la imagen y status de toda la compañia (Cosa que practica con entusiasmo Toyota, hoy líder en tecnología híbrida -gasolina+eléctrico- consiguiendo que su modelo Prius sea muy popular en Hollywood, creando «efecto halo»).
En lugar de eso, GM se centró en los «camiones ligeros»; aparatos enormes, tremendamente ineficientes y rentables… hasta que en 2007, el precio del petróleo (elevado, entre otras cosas, por la guerra de Irak y las amenazas a Irán) hizo que sus elevados consumos se hicieran inasumibles. En 2008, la crisis financiera fué la puntilla. GM quebró. En otras palabras: recogió lo que sembró.
En este caso sí hubo algo de karma o justicia poética. Pero ojo, que los ciudadanos han pagado su peaje. Porque aunque aquellos directivos fueron destituidos, mucha otra gente sufrió sus consecuencias: GM tuvo que ser nacionalizada. Fábricas y divisiones enteras fueron cerradas.
Así que, una vez más, permanezcan escépticos cuando alguien les argumente a favor de las absurdas remuneraciones (y condiciones de despido) de los altos cargos de las empresas. ¿Seguro que corresponden a lo que aportan?
En resumen, un documental muy interesante acerca de la creatividad y la miseria humana.
(Fuente: Wikipedia)
2 comments ↓
O sea que quebraron por gilipollas, aunque como siempre los paganinis son los trabajadores de las grandes empresas.
Efectivamente. Lo del coche eléctrico no es más que un ejemplo-resumen de la brillantez de unos gestores que durante muchísimos años cobraban millones por arruinar una empresa gigantesca. ¿Responsabilidades? Muy pocas.
Y quiero resaltar que la nacionalización (que ha costado dinero al contribuyente) fué lo correcto. Hoy siguen abiertas muchas fábricas y empresas auxiliares gracias a esto.
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