Cuantísimas veces hemos tenido que soportar la retahíla de «yo no soy racista/xenófobo/lo-que-sea, pero…» para a continuación soltar una perla de alta graduación propia de aquello que se afirma no ser.
Pues buen, en el caso del liberalismo, sorprendentemente nos encontramos con el caso opuesto. Es magnífico ver como apóstoles de la «resposabilidad individual» abominan de cualquier servicio o protección que pueda ofrecer el Estado (porque coarta la libertad y somete al individuo, dicen) y por supuesto demonizan cualquier subsidio o subvención (condenando de «paniaguados y estómagos agradecidos» a quien la perciba)… excepto cuando se trate de algo que les afecte directamente. Y aquí tenemos un precioso ejemplo del probo todólogo Pedro Schwarz.
Este no es más que un ejemplo flagrante, pero a cada mentecato «liberal» que se encuentren, sigan el rastro del dinero… ya no es que sean opinadores a sueldo -que lo son- es que de un modo más o menos directo somos los demás quienes les acabamos pagando.
Y por si alguien todavía no se ha enterado, el corporativismo paniaguado de nuestros voceros y correveidiles no es liberalismo, ya que ninguna libertad defienden. Bueno, si, la de las clases altas para hacer aún más lo que deseen, aunque suponga arruinarse a la larga.
http://www.meneame.net/story/cabreo-liberal-pedro-schwartz-tras-levantarle-coche-oficial/1
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