Vote Biden 2020

Qué remedio. Ya han pasado otros cuatro años, y por tanto toca continuar la tradición de este blog ya decano (ha cumplido una década) en utilizar su influencia y prestigio para pedir el voto para las presidenciales de EE.UU.

Qué remedio. Este es el argumento principal para justificar también el contenido de esta editorial. J. Biden no intenta entusiasmar a nadie, porque sabe que no puede jugar a eso. Cumplir con las responsabilidades del puesto es su oferta. A ese nivel estamos.

En cuanto a perfiles (y teniendo en cuenta el filtro que ejerce la prensa) Biden presenta una trayectoria dilatadísima sin grandes escándalos, lo que no es poca cosa. La compañía de K. Harris aporta la energía y frescura que los 78 años de Biden no pueden ofrecer.

Pros y contras

Sobre todo desde el punto de vista europeo, el gran pro es evidente: no es Trump; y no es republicano. Lo que quiere decir que al menos en las formas, las relaciones serán respetuosas y las coincidencias o disidencias basadas en argumentos e intereses. Lo mismo puede decirse de acuerdos e instituciones internacionales. Un retorno a la normalidad, pero con las confianzas resquebrajadas.

En el campo medioambiental, que también afecta a todos, se puede afirmar lo mismo. Más valen leyes «tibias» mejor o peor cumplidas que la barra libre de los últimos tiempos.

A nivel económico, se espera también un retorno a la racionalidad. Conviene remarcar que, a pesar del manidísmo tópico, la responsabilidad fiscal corre a cargo de los demócratas. A los republicanos sólo les interesan las finanzas públicas cuando no gobiernan. Igual que en otros casos, la única austeridad buena es la que tienen que aplicar(se) los demás.

Ya en el ámbito interno, la postura acerca de la cobertura sanitaria es más humanista y racional. De modo genérico, para la inmensa mayoría una victoria demócrata supone una vida mejor (o no peor).

Pero siempre hay «peros». Los EE.UU. están siendo la punta de lanza de las llamadas guerras culturales. De un modo difícil de entender y más de explicar, sus facultades llevan ya décadas siendo viveros de las doctrinas identitarias y el subjetivismo postmodernista. Y estas doctrinas están ligadas, alineadas o alimentadas por el partido demócrata. (Como ejemplo práctico, tenemos el nombramiento de la señora Harris: cuando llegó el momento de vender su figura, la presentaban como una victoria contra la opresión sexual y racial. Oigan, no. Harris no creció en un gueto de Detroit ni en una laguna de Luisiana. Sus padres (ambos) eran profesores universitarios. Su vida material y sus oportunidades de formación y desarrollo personal han sido mejores que las de la mayoría. Y esta deformación de la realidad es alienante y frustrante. En lugar de utilizar argumentos racionales – una trayectoria profesional verificable (¡Qué envidia!), capacidad de trabajo y de gestión de equipos – apelan a un discurso emocional divisivo e impostado). Estar del lado de activistas paranoicos y abiertamente censores es la gran contradicción de los llamados liberales norteamericanos. Parece que no han aprendido de la campaña de 2016.

El rival

¿Y cuál es la alternativa? Salta a la vista. Un figura que practica con entusiasmo el «que hablen de tí, aunque sea mal» y le funciona muy bien. Una relación esquiva con la verdad, los argumentos y los hechos; tanto en los discursos como en la acción de gobierno. En cuanto a los resultados, antes del Covid podía presumir de resultados económicos (que no mejoraban los de la era Obama, y a costa de un agujero fiscal), y a pesar de la retórica, de pacifismo. En otras cuestiones como las guerras comerciales, el debate se reduce a un «ellos contra nosotros» porque los resultados no son visibles de primera mano.

Donde sí lo son es en la crisis del Covid19. Si bien los datos por millón siguen siendo mejores que los de España, son rematadamente malos en sí mismos, y especialmente para el nivel tecnológico y organizativo que se les supone. Éste no es el país que llegó a la luna.

Y luego está el sarcasmo de utilizar el lema «ley y orden». De ninguna manera. Nixon podía utilizarlo en 1968 porque era el aspirante. Siendo el ejerciente no se puede uno ofrecer como solución al caos que uno mismo ha cebado. Ni tampoco con una trayectoria relajada en cuanto al respeto a las leyes y los procedimientos.

¿Y la guerra cultural? Bien, gracias. Denunciando los dislates de un bando alineándose con lo peorcito del otro. ¿Quién puede querer la paz, siendo la guerra tan excelente negocio? De modo que no, no esperen que la cosa mejore con la reelección.

Conclusión

Ambas candidaturas son «malo conocido», por lo que bajo el prisma del viejo dicho no cabe temor alguno. Dicho esto, es más que evidente qué candidatura minimiza daños. En otras latitudes lo es menos. Así que ya saben el porqué del titulo.

Qué remedio.

Lupin III: The first

Retomamos la sección con una opción de entretenimiento puro.

Lupin III es un venerado personaje de manga (tebeo japonés) creado en 1967, que se reivindica como nieto y heredero de Arsène Lupin: el ladrón de guante blanco de las novelas de Maurice Leblanc. Y, del modo que el original era una pariodia-contestación de Sherlock Holmes (el héroe del momento), el nieto hace lo propio con James Bond. Lupin actúa al otro lado de la ley, y su principal motivación es la diversión.

Así, los parajes exóticos, los artilugios imposibles, las persecuciones y las mujeres voluptuosas son ingredientes que no faltan. Eso sí, sus aventuras son en equipo: A Lupin III le acompañan el pistolero Jigen, el samurai Goemon, y (a su manera) la también ladrona Fujiko. Todos ellos perseguidos por el infatigable Zenigata de la Interpol. De esta forma Kazuhiko Katō integra una creación original extranjera a la idiosincrasia japonesa, y su particular búsqueda del equilibrio entre lo actual y lo tradicional.

Un personaje con una vida tan dilatada y que ha saltado a la pantalla (pequeña o grande) e innumerables ocasiones ha dado pie a que existan diversas «versiones» de éste: a veces más adulto y cruel, a veces más bufón. Lo mismo se refleja en el lenguaje de estilo, mezclando en distintas proporciones el cine negro con el slapstick.

Tras esta introducción pasemos a hablar de la obra que da título a la entrada: The first es un título confuso, puesto que como hemos dicho no es el primer largo, ni la historia supone la primera aventura de los protagonistas. Lo que sí es, es la primera vez que los podemos ver en formato de animación CGI en 3 dimensiones. Y con un resultado espectacular.

Porque el punto fuerte es el formal: Las estanterías con cada libro distinto del anterior, las texturas (tejidos, madera…), las reproducciones de los vehículos (modelos reales)… los grafismos y la animación están hechos con auténtico mimo. La música procede o está inspirada en la de obras anteriores, propia de cuando se hacían sintonías con orquesta; lo que le da un toque de clase y de reconocimiento al pasado.

¿Y el fondo? Pues es una historia de aventuras convencional y «correcta» sobre la búsqueda de un tesoro, resolución de misterios, y unos malos muy malos pero no demasiado eficientes. Tiene un ritmo correcto y es honesta, lo que es muy de agradecer. Ya en el final, se permiten un cierto debate filosófico acerca del poder y la capacidad humana de gestionarlo, que no tiene tintes de moralina barata ni tampoco da una respuesta simplona; lo cual también se agradece, sobre todo teniendo en cuenta cómo se resuelven estas cuestiones en cintas -en teoría- mucho más adultas y complejas que ésta.

Por último, y seguramente por su procecencia asiática, no existen cuotas de inclusión, motivo de alivio y aplauso. Porque (nuevamente) lo que en un principio era una idea razonable y con potencial enriquecedor (la incorporación de personajes de colectivos minoritarios (sic) en la industria) se ha convertido en una paranoica caza de brujas donde una obra no se valora por su trama, el interés de sus personajes y su evolución, o el apartado técnico o de estilo, sino por si rellena o no ciertas casillas. Lo cual desnaturaliza lo que pueda quedar de arte en la industria del entretenimiento, y que nadie dude que afecta -para mal- en la calidad e interés del producto final.

Conclusión: Si conocían el personaje, la disfrutarán. Si no es el caso, están frente a una maravilla técnica que les entretendrá. Véanla en la mayor pantalla y con la mayor definición que puedan.

https://adala-news.fr/wp-content/uploads/2019/10/Lupin-III-The-First-anime-image.jpg
(Cartel encontrado por buscador de internet. Nótese el logo «L III» del coche como muestra de amor al detalle)

8 de Marzo de 1984

(fuente: teen-titans-go.wikia.com)

El pagador eres tú

El pagador eres tú

Y poco importa lo que pensabas y lo que sentías

Y no me importa si te oponías o si disentías

El pagador eres tú

Y así transcurrió otro 8 de marzo, antaño día de la mujer trabajadora y hogaño día de la pseudofeminista burguesa.

El día en que se sienten realizados siniestros personajes como Carmen «bonita» Calvo y la humildísma Irene «la chica del jefe» Montero; adecuadas representantes de lo que ahora en adelante vamos a denominar Feminismo Institucional (FI).

El FI recuerda poderosamente a la Iglesia Católica, a la que no en vano se enfrentan, pues compiten ferozmente por el dinero y el poder. Veamos:

-Orígenes marginales, persecución y un discurso o valores nucleares difíciles de cuestionar moralmente («áma a tu prójimo» vs «hombres y mujeres deben ser considerados iguales»).

-Alcance de masa crítica, salida de la clandestinidad, aceptación social (contestada), extensión y conversión a religión oficial.

-Una vez en contacto con la estructura del Estado, creación de una estructura propia de poder, alimentada de éste, pero autónoma en cuanto a funcionamiento.

-Dicha estructura de poder, como cualquier otra, se torna en una insaciable máquina de absorción de recursos e influencia, así como de persecución a cualquier otra estructura, colectivo o individuo que pueda suponer algún tipo de riesgo para ésta. La distancia entre el discurso primigenio y la práctica se va ensanchando más y más, por mucho que se diga actuar en nombre de éste. En otras palabras, se instala la hipocresía y la intolerancia, tanto dentro como fuera de dicha estructura, con especial incidencia en influir en la cultura y la persecución de la ciencia que ose poner en duda los dogmas de fe (sí, hay feministas que usan el cientificismo para desacreditar críticas)

¿Que no les parece que este relato encaja con la historia de ambos? Hace ya años que vemos cómo va creciendo un nuevo clero con la forma de «técnicos de igualdad» que, siendo excelentemente pagadas, se dedican a crear más estructuras en torno al credo (observatorios, comités de estudio y seguimiento -con los imprescindibles asesores-…) y a difundir la buena nueva en forma de publicidad institucional, charlas varias, cursos de formación, fomento de la dignificación de los dogmas por la creación de diplomas «de estudios de género» (sic), implantación de neolengua, promoción de espectáculos con contenidos aptos, etc…

-¡Pero toda esa estructura es para poder apoyar a las mujeres que tienen problemas por razón de su sexo!

De acuerdo, para las mujeres con problemas reales (sean real y directamente relacionados con su sexo o no) también hay recursos.

Las migajas.

No se engañen. Es abiertamente incalculable la cantidad de recursos que se van al cabo del año en sueldos, oficinas, cafés, eventos, publicidad institucional, pancartas… con el único fin de reforzar la estructura de poder del FI.

¿Quien creen que ha pagado las pancartas, las batucadas (ése regalo para los sentidos),  los megáfonos… de la manifestación del 8M?

El pagador eres tú.

¿A nadie le extraña que el gobierno promocione un acto cuyo objeto principal es pedirle cosas al propio gobierno?

 

Extra: Feminismo viral.

Todo el texto anterior estaba pensado desde antes de la explosión del covid-19.

Dejemos aparte teorías conspiranóicas acerca del origen, veracidad y correcto tratamiento informativo de la pandemia. Narraremos estrictamente los hechos.

Las dos semanas previas al 8M fueron de implacable fomento a la asistencia a las manifestaciones, desde todos los ámbitos públicos y la mayoría de medios de comunicación.

Dos días después del magno acontecimiento, comparece Pedro Sánchez para, básicamente, decir: «estamos jodidos». El día 12, Irene Montero es diagnosticada de covid-19. El sábado siguiente (14), tras un consejo extraordinario en el que Pablo Iglesias se salta la cuarentena y que dura unas cinco horas más de lo esperado, se declara el estado de alarma y el confinamiento general.

A partir de entonces, la perrera mediática se ha lanzado a culpar al FI de la propia existencia del virus (siempre tan sutiles…) y también han empezado a circular argumentarios en sentido contrario, intentos de reescribir la historia, y especialmente, apelación a los sentimientos para invalidar argumentos.

«Ha sido ETA, y quien diga lo contrario es un miserable.»

¿Lo recuerdan?

El FI es causante o colaborador de infinidad de problemas, pero no del origen y propagación de ningún virus. Pero no se puede negar que tras el gran acto del FI ha habido un giro radical: de promover la asistencia masiva a un acto multitudinario a proclamar guardar las distancias y solicitar el confinamiento.

El hedor a irresponsabilidad es inaguantable.

El miedo al FI como factor para el retraso en la toma de medidas restrictivas no es una idea descabellada. Desde fuentes marginales se afirma que existen técnicos de diversos niveles del Estado que solicitaban refuerzos en protección e higiene. Como efectivamente aparezcan documentos oficiales fechados con dichas informaciones o incluso con la respuesta negativa de algún miembro del gobierno, será el escándalo de los escándalos.

Por una vez, le vamos a dar la razón a Carmen Calvo:

P- ¿Qué diría usted a una mujer que está dudando en ir a la manifestación del 8M?

R- Que le va la vida.

Y no es apócrifo, oigan:

 

 

 

 

 

 

 

con Rivera, sí

-Elecciones en Noviembre, elecciones en Noviembre…
-¿Qué?¿Otra vez?¡Estúpido país!

Elecciones en Noviembre. En la fallida XI legislatura, era clamorosa la intención de Podemos de que así lo fuera, y que unas nuevas elecciones «de segunda vuelta» permitieran el denominado sorpasso y la liquidación definitiva del PSOE. El resultado fue la pérdida de un millón de votos para Podemos (sumando los que anteriormente obtuvo IU, ahora coaligada), la ajustada resistencia del PSOE, y el refuerzo de la escueta mayoría del PP, que finalmente le permitió gobernar.

En la fallida XIII legislatura, un ambiente más enrarecido no consigue evitar que se perciba que sea esta vez el PSOE el deseoso de contar con una nueva oportunidad para apuntalar su posición para conseguir lo que el PP de Mariano en 2016. Veremos cómo sale la apuesta.

Porque el que se vislumbra como gran perdedor de la nueva jornada electoral, es quien sin duda peor ha jugado sus cartas desde la ya lejana moción de censura: Rivera y Ciudadanos. Se encuentran desnortados desde aquel momento, convencidos como estaban de que se iban a hacer con el Gobierno al estilo Rajoy: esto es, viendo cómo el rival se carboniza solo. (reseñable muestra de los tiempos que vivimos y los líderes que sufrimos: que todos quieran ser Rajoy ¡Rajoy!).

Las campañas de 2018 no han ido mal, creando el espejismo de que estaban actuando bien, cuando de lo que se trataba era que el PP estaba en el descrédito absoluto. Y aquí es donde Rivera ha tenido la opotunidad de dar la puntilla al PP, y en su lugar le ha dado oxígeno.

Después de las generales y autonómicas, un macro-pacto PSOE-Ciudadanos habría sido mortal de necesidad para el PP. Para acabar con una organización hay que atacar la financiación. Ahora, hagan números:

-Con Villacís en la alcaldía de Madrid y Gabilondo en la comunidad, desalojados de Castilla y León y Murcia y aún con el magro consuelo de ocupar algún sillón en Navarra, el Partido Popular se habría convertido en un polvorín, buena parte de sus cuadros estarían en desbandada y el poder clientelar y la fuerza percibida de cara a la siguiente votación quedarían hechos escombros.

-Por otra parte, en el Congreso sumarían 180 escaños que permiten gobernar con comodidad con un sólo pacto.

En términos de imagen les podría ocasionar desgaste, sin duda, pero el argumento de renovar y limpiar en las comunidades donde había gobiernos fosilizados, era coherente con el pacto de Andalucía, y el de sumar una mayoría para el gobierno central sin dependencia de ningún nacionalista lo podían vender muy fácilmente (además de pasarle la pelota de la crispación a estos grupos, que desde luego no se iban a rendir en su búsqueda de nuevos récords de pesadez).

Esta es la jugada maestra que pudo hacer y no quiso (es verdad que también habría que ver la disposición del PSOE: en Madrid aparentaba ser fácil, en Navarra para nada, y en el Gobierno de la Nación… pues pura incógnita).

Esto desde el punto de vista de la dinámica de partidos ¿Habría sido bueno para los ciudadanos -con minúscula-? Pues en las comunidades con nuevos gobiernos se encontrarían con previsibles fallos de inexperincia, y retrasos en numerosos proyectos. Pero a cambio de una muy saludable descontaminación. En general, el balance debería ser positivo. En el gobierno central, se podría soñar con una reforma educativa transversal y duradera (sí, mucho soñar), rehabilitación de la ciencia, una cierta modernización administrativa y judicial; y sería de esperar una decepcionante reforma laboral y numerosas tensiones en cuanto a politica fiscal, donde se hace fácil imaginar que bascularían más a la derecha que al simple centro.

Pero finalmente la realidad ha sido otra. Apoyando a figuras esperpénticas como Almeida y Díaz Ayuso (futura presidenta del gobierno, tomen nota), ha permitido que parte de la maquinaria siga engrasada, muchas nóminas se sigan cobrando y muchos contratos dependan de la mismas manos, además de rehabilitar el liderazgo de Casado (que también ha mejorado en popularidad… callando una temporada) que ahora no se cuestiona, al menos en voz alta.

Y cuando celebre el año nuevo desde Moncloa, mucho menos.

Porque si me permiten jugar a pitoniso, ésto es lo que veo y temo. Aunque quizá el verbo «temer» quede un tanto banalizado en tanto que la imagen de un gobierno confeccionado y liderado por cualquiera de los actuales líderes de partidos nacionales es para echarse a temblar. Incluido tambíén Errejón, que teniendo la oportunidad de ser coherente y a la vez dar un soplo de aire fresco llamando a su partido/plataforma «más España», ha preferido confirmar que sigue en el redil de los tabúes de la izquierda, regalando una vez más el escudo y la bandera a la derecha. Pero claro, pactando con los nacionalistas de derechas (todos lo son, que quede claro de una vez ya) de Compromís, y con una candidatura en Barcelona de ex-comunes, tenía las manos atadas. Sin caer en la cuenta de que de este modo no ofrece NADA nuevo al panorama. Seguramente obtendrá escaño y podrá mantener su nivel de vida durante unos años más, pero aparte de eso no logrará nada sustancial.

Bueno, si: contribuir al hastío y a que una vergüenza ajena ambulante como Pablo Casado sea el próximo presidente.

MLSA

Make the Left Sexy Again (Haz la Izquierda Sexy Otra vez), éste debería ser el mantra que deberían grabarse a fuego las mentes pensantes de la izquierda (¿?) occidental. Porque a día de hoy es lo opuesto.

El lema, creado por el youtuber Quetzal en respuesta a la bochornosa reacción ante un calendario de bomberos por parte de Podemos, es a juicio de platon acertadísimo; y por ello en la medida de sus posibilidades apoya su difusión.

Porque para aquellos que tenemos recuerdos del Siglo XX, la izquierda portaba el estandarte de la libertad, la irreverencia y el cuestionamiento de lo establecido y la tradición. Ahora las voces cantantes de la izquierda establecida son un gigantesco gabinete inquisitorial que considera TODO ofensivo, y que ante la incapacidad de censurar y encerrar (por falta de poder, no por otra causa) a todo aquel que no sea un converso a los dogmas de la corrección política más estricta (poco importa que de facto sea imposible puesto que muchos eslógnes-dogma son contradictorios entre sí) sí se ocupan de condenar, calumniar y acosar a sus objetivos, y emprender saludables campañas de concienciación para que aprendamos de las conductas pecaminosas y hagamos contrición.

Porque sí, es cierto, a los que hoy se procesa (y generalmente exonera) es a quienes atacan a la Iglesia Católica y al franquismo (¿y la corona?), pero como indica el párrafo anterior, es cuestión de poder. Y es que fuera de estos tres temas, todas las causas, escándalos y ofensas vienen denunciadas por la izquierda.

La persecución del sexo, la «blasfemia» y la imposición de moralina ya no es cosa de ancianas beatas de misa diaria, sino de jóvenes activistas de internet. Y la izquierda con sillón y acceso al presupuesto lo bendice. Y mucho ojito a quien no muestre absoluta sumisión, que queda manchado como fascista, palabra más empleada al cabo del día que «pan»,  «café» u «Hola».

¿Qué posibles consecuencias puede tener esto? Pues que de forma poco sorprendente, ser fascista va a ser considerado algo interesante y deseable; al modo que cualquier joven mínimamente leído era comunista en la España del tardofranquismo, justamente por la campaña que le hacía el régimen.

Este año hace el 50 aniversario de cuando unos melenudos parisinos pintaban en las calles «Prohibido prohibir». Hoy se tuitea «es ofensivo».

Y en breve (si no ya, puesto que aquí el autor pasa poco tiempo por las calles) volveremos a ver esto, con otras grafías y lindos colores:

 

 

2017: año revolucionario

Aquí estamos una vez más para hacer el balance de un año que ha tenido poco de calmado, aunque bastante de aburrido por reiterativo.

 

Comenzaba con la efeméride de la revolución rusa de hace justo un siglo ¡Que poco queda de ella! Los ideales que decían inspirarla fueron traicionados de forma casi inmediata, instaurando un régimen cuyos resultados desprestigiarían para siempre el pensamiento marxista-izquierdista. No cabe ignorar que durante algunas décadas la «amenaza roja» permitió el asentamiento del capitalismo socialdemócrata en Occidente, dando como resultado el modelo político-social más logrado de la historia, y que tras la caída del «socialismo real» entró en barrena; en parte por precisamente la falta de amenaza al sistema, y en parte por la evolución de éste hacia la globalización asimétrica, dejando a los Estados sin herramientas de actuación, y a los pensadores socialdemócratas sin discurso articulado y adaptado a los nuevos tiempos y modos de producción. Y la Rusia moderna se ha ido quedando con lo peor de cada sistema, sigue siendo un país enorme cuyas materias primas le permiten mantener parte de la antigua maquinaria bélica, pero que no tiene mucho más recorrido que el del declive.

Al otro lado del Atlántico hemos vivido la revolución de Calígula Trump: básicamente estamos viendo fealdad y fuegos artificiales sin mayor efecto aparente; pero las medidas y el modo de desgobernar que se va aprobando son coherentes y de alcance a largo plazo para conseguir acelerar la decadencia de los EE.UU y con ellos (aunque a bastante izquierdista de pose o incluso de viejo carnet se niegue a reconocerlo) la civilización occidental, ésa que entre multitud de errores y horrores creó nuestros conceptos de filosofía, método científico, imperio de la ley y derechos humanos. Que sí, que hay muchas cosas mal y otras tantas que directamente no funcionan, pero: ¿Cuáles son las alternativas reales que tenemos sobre la mesa? La revolución trumpiana debe fracasar en todos los aspectos por nuestro bien y el del planeta, pero no tiene visos de que vaya a ser así. Aún contando con una (a juicio de Platon, poco probable) victoria arrolladora de los demócratas en las elecciones parlamentarias de 2018 e incluso con su procesamiento y destitución por sus conexiones rusas, el daño en los modos de actuar, comunicar y enfocar una campaña ya está hecho.

Y pasamos a la revolución de las sonrisas. La catalana ha demostrado, por si alguien lo dudaba todavía, ser una sociedad enferma. Ciertamente, no es un caso único. Recordemos cómo la Comunidad Valenciana ha sido durante un cuarto de siglo núcleo del eje de la prosperidad (sic), y donde aún hoy el PP continúa siendo el mayor partido político. Por citar un sólo ejemplo, pero que no hay que rascar demasiado para encontrar más.

¿Qué podemos decir? Las casi cuatro décadas de plena dedicación a crear país debían dar fruto tarde o temprano. Unido al justificado pero también interesadamente exagerado sentimiento de culpa que aún conlleva todo lo que sea español les ha dado vía libre a los nacionalistas para inocular los más variopintos disparates, mostrando que hace tiempo ya que se han declarado  independientes… de la realidad. Y ahora que finalmente van saliendo a la luz la existencia de listas negras, polícia política, fondos malversados para la santa causa e incluso amenazas directas a rivales políticos, aún contamos con cierta izquierda también independizada -de la realidad, se entiende- que apoya explícitamente la causa (sorprendido que Cotarelo lo siga haciendo) o de forma supuestamente sibilina (Colau y sus Comunes, y la jefatura del PSC).

Ciertamente, la cuestión catalana es un problema que si tiene solución, no es ni será sencilla. Pero evocando la frase atribuida a Einstein: «Si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo

Tal vez haya llegado el momento de dejar de justificar, empatizar e intentar aplacar a los nacionalistas.

 

En 2018 también nos esperan efemérides: El nacimiento de Marx, las revoluciones de 1848, el armisticio de 1918 y la paz perdida que sembró lo que vendría en 1939, la declaración de los Derechos Humanos de 1948, el mítico Mayo del 68 y la Constitución Española. ¿Lecciones aprendidas? De haber alguna, estamos demasiado ocupados reescribiendo la historia e implantando la Neolengua* para que por fin nos olvidemos de la funesta manía de pensar.

 

*Si; el 1984 de Orwell también hace aniversario, sin perder pizca de vigencia.

 

 

 

Yo os maldigo

-¡Maniáticos! ¡La habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos!

 

Hago mías estas palabras.

 

Lo ocurrido el día 1 no tiene otra lectura. Enterremos toda esperanza. Políticos corruptos, ineptos e indignos de su cargo empujando a la división y al odio cada día más duradero, cada día más irreversible, supuestamente al frente de dos corrientes distintas que nada casualmente se retroalimentan, todo por un sacrosanto fin: mantenerse en el sillón. Os maldigo.

 

La derecha

Divide y vencerás. Tan viejo, tan simple y tan efectivo. La división identitaria, aparte de para vender banderas y articulos varios, es un negocio fabuloso que permite robar a manos llenas, arruinar servicios públicos, degradar la acción de la justicia, violentar las leyes. La causa lo merece. Os maldigo

 

Las izquierdas

Nótese el uso del plural, porque la unidad de la izquierda es más chascarrillo que entelequia. Si bien parte de lo que se puede clasificar izquierda no lo es porque dice estar por encima de ello (¿O ya no? Uno ya ha perdido la cuenta de los bandazos de la formación del Líder Supremo morado) ésta nuevamente hace una demostración de oportunismo veleta. Esto último quizá no, porque ya habían fijado su postura en el pasado. Y lo harán todas las veces que haga falta.

Otra parte (la del PSOE -que tampoco es izquierda; pero bueno, ya me entienden-) sigue aferrada al mantra del diálogo. Pues muy bien. ¿Con quién? ¿Sobre qué? ¿Por qué dicen diálogo cuando quieren decir negociación? Porque no es lo mismo ¿Tal vez porque negociación supone cesión? ¿Ceder qué a cambio de qué? ¿Por qué quienes han rasgado las vestiduras por colaborar con una derecha xenofóba, beatona, corrupta y ademocrática es tan partidaria del diálogo y colaboración con otra derecha igual, salvo más descarada en su parte xenófoba? El escorpión ya ha demostado que picará en cualquier circunstancia porque está en su naturaleza, aunque se le alimente y se le acaricie. ¿Por qué aún algunos (muchos) siguen tragando con el oxímoron de izquierda nacionalista?

Si bien el problema catalán es secular, el proceso actual tiene (ir)responables con nombres y apellidos. Y entre ellos están los de Maragall y Zapatero. El primero por aliarse con el escorpión y asumir que su partido tenía que ser identitario por encima de clasista. Actualmente, no sin sorpresa, no es reconocido como lo uno ni como lo otro. El segundo, usando las palabras mágicas «apoyaré LO QUE SALGA del Parlament de Cataluña» dió pistoletazo de salida a una carrera de a ver quien ponía el listón nacionalista más alto, sin importar racionalidad o sensatez alguna. Posteriormente, el escorpión del PP volvió a actuar de acuerdo a su naturaleza actuando en contra de LO que salió, siempre prestos a apagar fuegos con gasolina. Y sí, esta secuencia de hechos era en cierta medida previsible. Os maldigo.

 

La masa

El individio es listo. La masa es un animal miedoso, idiota y peligroso. Nuevamente una cita de cultura pop (Men in black, 1997) que no por su mundano origen no deja de ser acertada. La masa se ha dejado engatusar por una sarta de mentiras de lo más burdo, algunas ya comentadas en otra entrada. Y también han abrazado el discurso emocional del odio, del somos diferentes (léase superiores) y no nos merecen, todo lo cual comporta una importante dosis de inmoralidad.  Pudiendo ahogar miserias actuales con un pasado de leyenda, la confirmación de que se es puro y superior y que el futuro va a superar cualquier fantasía ¿Cómo no apuntarse a la fiesta?

De momento, y gracias a la sobredosis aplicada en la dictadura, no existe una contraparte españolista siquiera mínimamente comparable. Pero toda acción genera reacción. Los primeros iluminados ya han empezado a desplegar banderas en ventanas y balcones.  Que quede ahí y no se produzca una escalada. Bastante improbable que así sea. Y nuevamente, las banderas taparán las corruptelas, los engaños y el expolio masivo que se está llevando a cabo. Es más, los rufianes serán vitoreados y reelegidos. Os maldigo.

 

Y a la prensa no pienso dedicarle un párrafo. Ni eso merecen.

 

Os maldigo a todos.

 

(Imagen de El planeta de los simios (1968). Obtenida por Duckduckgo)

HVPEDNP

 

Como se puede ver, Hemos Vivido Por Encima De Nuestras Posibilidades; y lo seguimos haciendo.

 

Asi que imploremos a nuestros gobernantes que reduzcan impuestos a nuestros abnegados creadores de riqueza, privaticemos los servicios públicos y suprimamos esos magros programas de ayuda y redistribución que lo único que hacen es corromper el espíritu de esos vagos aprovechados que son los pobres y los enfermos.

(fuente: Bloomberg)

 

son los progres estúpidos

Versionamos el célebre Es la economía, estúpido para buscarle una explicación a lo ocurrido en las presidenciales de EE.UU. 2016. Nótese que va sin coma: no se trata de los progres, sino de los progres estúpidos a quienes cabe responsabilizar de estos resultados. ¿Y por qué? Diseccionemos:

Clinton ha ganado el voto popular.

A pesar de las abundantes (como de costumbre) bobadas de los medios acerca del extraordinario resultado de Trump, lo cierto es que ha perdido la votación por varios cientos de miles de votos, y también con menos votos que Romney en 2012. No se trata de deslegitimar su victoria, sino de resaltar lo poco que se habla seriamente de reformar el arcaico sistema electoral diseñado para granjeros del siglo XIX. La ponderación de votos por territorio puede tener sentido en elecciones parlamentarias, pero no para unas presidenciales, o un referendum. Ya no se trata que no se apruebe por falta de mayoría ¿Alguien con peso ha planteado la reforma? El temor a que se interprete como una falta de respeto a los padres fundadores y demás mitología nacional suponen un freno importante, y un riesgo para la sacrosanta popularidad.

Clinton ha perdido 5 y 8,5 millones de votos con respecto a Obama.

En las elecciones de 2012 y 2008, respectivamente (datos de Wikipedia en Noviembre). Y éste, y no otro es el motivo de por qué Trump se ha hecho con la presidencia. ¿Cansancio ante una presidencia demócrata fracasada? No parece: La aprobación de Obama es sustanciamente superior a cuando fue reelegido; y como se dijo en la entrada anterior, datos en mano tampoco se puede afirmar esto (salvo que trabajemos para Fox News o similar, claro). Por otra parte, las encuestas eran coherentes con esta visión y le daban una victoria cómoda para Clinton.

Ganar sin bajar del autobús.

Ese parece que era el sentimiento generalizado del equipo de campaña de Clinton. La muestra más evidente es el rechazo a formar ticket electoral con Sanders, su gran rival en las primarias y muy probablemente involuntario factor desmovilizador, especialmente entre los activistas más jóvenes, que son quienes mayor poder de capilarización tienen. La campaña en general se ha sentido a la defensiva, frente a la agresividad republicana. Lo que nos lleva a…

La segmentación del electorado.

Sin cuestionar la utilidad de agrupar los electores para saber si un distrito electoral es joven, blanco, negro, migrante o de determinado nivel formativo y focalizar acciones o discursos, en los últimos años en Occidente se tiene la sensación de que los partidos de izquierda o progresistas se centran en satisfacer a ciertas organizaciones o colectivos (más concretamente a sus cúpulas) y descuidan lo que podríamos denominar (con todas las cortapisas, desde luego) gente normal: a saber, gente más o menos ideologizada pero no militante de partidos o causas concretas, cuyas preocupaciones son las de la supervivencia del día a día y en la medida de lo posible mantener o mejorar su bienestar material. En esta descripción entra lo que las cabezas pensantes de la campaña de EE.UU. han llamado clase trabajadora blanca. Colectivo que sin duda se ha beneficiado del Obamacare, las leyes medioambientales o de la reducción del desempleo a la mitad,  que también lo haría de las propuestas de Clinton sobre atención médica y escolarización infantil, pero que no han sentido suyas. Punto para la torticera campaña de Trump.

Es imposible que pase.

Aún meses después sigue la prensa explotando el filón del fenómeno Trump como el hecho más inimaginable de la historia. Desde luego, contra algo que NO va a pasar, es difícil prepararse. Era imposible su candidatura. Era imposible su victoria en las primarias. Y claro, era imposble su victoria en la presidenciales. Porque en ese país Reagan nunca ganó dos veces ni es considerado uno de los presidentes más queridos. Ni tampoco fué reelegido Bush II cuando a los ojos del mundo estaba confirmado como el más incapaz presidente hasta la fecha. La prensa y la opinión informada lamentablemente cada vez da más sensación de adanismo y puerilidad. Mención especial al caso español, donde seguidores de demagogos con discurso antisistema se escandalizan porque un demagogo proclamado antisistema haya sido elegido en otro país.

Ahora queda ver qué podemos esperar o soportar de un niño mimado encerrado en el cuerpo de un hombre anciano, con mayoría en las dos cámaras y los medios de comunicación y el poder real (el económico) con uno de los suyos al volante. ¿Qué esto último es lo habitual? Si, pero hasta aquí intentaban disimular. Esta vez es que ni siquiera hace falta.

 

 

 

 

 

 

 

vote Clinton 2016

De nuevo elecciones presidenciales en las EE.UU., y de nuevo resulta fácil posicionarse y recomendar el sentido del voto.

¿Es Hillary Rodham Clinton una buena candidata? Se trata de una persona con formación académica e intelectual, con una dilatada experiencia política en varios niveles que van desde el activismo estudiantil hasta el ejercicio de diversos cargos en diversas instituciones, que ha viajado por el mundo y de la que se le reconoce una alta capacidad de trabajo y exigencia. Además se trata de una persona que ha ganado y también perdido; y ha sabido reharcerse.

Todo esto está bien, pero no todo está bien.

También tiene un lado oscuro que corresponde ponderar. El tener experiencia política, según la moda de la década, es más inconveniente que favor. (Así, a lo bruto; sin importar cómo ha sido ese recorrido. Esto es absurdo, pero el márquetin político es el que es). Profundizando, efectivamente hay errores, incongruencias (apoyo al ataque a Irak) y chanchullos y asuntos poco claros, algunos convenientemente magnificados por la prensa, pero existentes. Y a diferencia de otros personajes que acumulan claroscuros y cadáveres en sus armarios, sí son tenidas en cuenta por prensa y público.

Su perfil personal: inteligente y tenaz, pero rodeada de dudas y polémicas, la convierte en la que quizá se podría calificar la Nixon demócrata. Es muy probable que una eventual brillante presidencia suya jamás sea reconocida, y que otras mucho peores sigan siendo santificadas (Reagan).

Y ya que citamos al último héroe republicano, destaquemos que Clinton cuenta con la misma edad que aquel cuando se presentó en 1980, y era reconocido de modo casi unánime como una momia. Es cierto, llegar a los 70 en buena condición física y mental es más fácil que hace una generación, pero sigue siendo un hándicap objetivo. De hecho, ya circulan rumores y especulaciones sobre su estado de salud.  Afortunadamente para ella, el Partido Republicano ha sido generoso y le ha facilitado un contrincante un año más mayor, lo que desactiva el factor edad del debate.

A su favor tiene el balance del saliente Obama, con una economía recuperada del cataclismo de 2008 (a diferencia de la europea), con importantes medidas progresistas aprobadas en medio ambiente y asistencia médica y una relativamente cauta política exterior que es de suponer que tendría continuación.

En contra tiene precisamente a la persona de Obama: si bien la perrera medíatica no le perdonaba una (o directamente inventaba infundios), contaba con el carisma y magnetismo necesarios para compensar su intelectualismo (¡anatema!) con campechanía y cercanía. Clinton no. Sobre si su condición de mujer es ventaja o inconveniente en términos de atractivo electoral, pues a saber. Es posible que los clichés favorecedores compensen los prejuicios negativos.

Por último, hablamos de la alternativa.

A platon le sorprenden los ríos de tinta y bytes vertidos en torno a Donald Trump. No sabe qué hay de novedoso en poner a un demagogo telegénico que apela a las emociones y actitudes viscelares como motor político. Se ha hecho en los dos lados del espectro político a lo largo del espacio y el tiempo. ¿Que es peligroso? Sin duda, pero novedoso, no.

Sobre su trayectoria vital, pues cuenta con paralelismos con Bush II: un niño rico que ahora tiene un juguete nuevo. A diferencia de aquel, no ha roto todos los que ha tenido antes, pero los principios y los cuadros del actual Partido Republicano no resultan idóneos para desarrollar una posible mayor capacidad de pragmatismo y de gestión de problemas que la de su antecesor.

Por tanto, tanto por perfiles personales como por los programas de los partidos, la elección vuelve a ser sencilla.